marzo 28, 2024

Cd. de México (agencias).- La nueva carrera armamentista está más allá de los misiles y las municiones que, aunque no dejan de ser importantes al poner en riesgo la seguridad de las naciones y sus connacionales, hoy la guerra gira en torno al arma más poderosa del siglo XXI: la cibertecnología.

La administración de Joe Biden ha presionado desde el año pasado tanto a Rusia como a China para que acepten limitaciones prácticas sobre esta nueva amenaza: un nuevo tipo de control de armas para un nuevo tipo de armas. Las revelaciones de julio pasado sobre Pegasus, que ha dado a los gobiernos de México a Marruecos, y de Hungría a la India, la capacidad de apuntar, piratear y tomar control de teléfonos móviles individuales, fue una muestra de hasta dónde se puede llegar en esta nueva guerra.

A Washington le gustaría ver un tratado internacional que limite el uso de la guerra cibernética. Rusia y China no están entusiasmadas, pero son tan vulnerables como cualquier otra persona.

Este aspecto de la carrera armamentista cibernética, que presagia la posibilidad de que Pegasus y software similares se vuelvan cada vez más comunes, es sólo una parte de una lucha cibernética más amplia que se sigue desarrollando.

China, Rusia y Estados Unidos son los principales actores, aunque otros, incluidos Corea del Norte, Israel e Irán, han estado desarrollando sus capacidades. Los informes en el Reino Unido, citando un documento de seguridad iraní filtrado hace unos meses, sugirieron que los iraníes pueden estar buscando la capacidad de atacar la infraestructura civil con ataques cibernéticos.

Si a todo eso sumamos que la OTAN se ha fortalecido en temas de ciberguerra, hay una Unión Europea más decisiva a un contraataque, y teniendo en cuenta que Ucrania se estaba desarrollando impresionantemente en cibertecnología, eso provocó la guerra de Putin contra esta última nación.

Ya anteriormente se decía que un grupo de ransomware con sede en Rusia forzó el cierre temporal de uno de los principales oleoductos de Estados Unidos, Colonial Pipeline, lo que provocó escasez de combustible en estados desde Texas hasta Nueva Jersey.

Los aliados de la OTAN y la Unión Europea se unieron a Washington en una reprimenda sin precedentes por una serie de operaciones de ransomware con sede en China, así como por un gran ataque que, según dijeron, fue sancionado por el Ministerio de Seguridad del Estado de China: piratear los principales servidores de correo electrónico de Microsoft.

Wendy Sherman, la segunda figura más importante del Departamento de Estado de EU, reforzó ese mensaje en conversaciones con el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi.

La guerra cibernética que libra Estados Unidos está en gran medida envuelta en secreto oficial, pero se cree ampliamente que Washington ha montado una serie de ataques contra Irán. Y puede haber sido una operación estadounidense la que cerró los sitios de la web oscura del grupo ruso de ransomware REvil, responsable de los ataques a empresas estadounidenses a finales de 2021.

Aun así, lo que molestó a Putin podría haber sido el resultado de una severa llamada telefónica del presidente Joe Biden a principios de julio del año pasado diciéndole al líder ruso que necesitaba tomar medidas drásticas contra los piratas informáticos con sede en su nación, como una cuestión de «seguridad nacional».

La idea de que se necesita alguna nueva forma de control de armas para establecer «barreras» en torno a esta nueva carrera armamentista se ha convertido en una importante prioridad de política exterior para la administración Biden.

Políticamente, hoy en día las señales sobre crear una nueva política internacional sobre el uso de armas cibernéticas apuntan a que no la habrá próximamente. Rusia y China se han estado acercando diplomáticamente últimamente, y eso ya está teniendo algunos efectos cibernéticos: en 2021 acordaron una posición conjunta sobre la «gestión de internet”, que incluye una oferta para asegurar el reconocimiento internacional de su derecho a «regular el segmento nacional» de la World Wide Web.

Aun así, las revelaciones de Pegasus pueden darles una poderosa razón práctica para unirse a los esfuerzos de control de armas cibernéticas: el poder absoluto de las herramientas cibernéticas cada vez más avanzadas disponibles que afectan a toda la sociedad.

En otras palabras, no se trata sólo de la intromisión de Facebook o incluso de los ataques de ransomware. Todos los dispositivos electrónicos del planeta y todos los teléfonos móviles podrían, en última instancia, ser vulnerables. Los de los pobladores de China y Rusia, incluidos.

Con información de Dinero en Imagen | PL | Foto: iStock

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