marzo 28, 2024

Hermosillo, Sonora.- Por más de 120 años la ciencia nos ha indicado claramente cuáles son los efectos de los gases de efecto invernadero en la temperatura de la atmósfera, y está en nuestras manos y en las voluntades de las políticas públicas detener las emisiones, en función de que nuestras economías están basadas fuertemente en la industria del petróleo y del carbón, y como resultado tenemos un desorden ambiental provocado por prácticas humanas no sustentables, aseguró el investigador Carlos Lizárraga Celaya.

El tiempo se agota consideró, y advirtió que es tiempo de actuar y activar planes de acción climática para reducir en un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, buscando convertir nuestras economías en circulares de cero emisiones para el 2050.

“Sólo así estaremos en posibilidades de no rebasar los 1.5ºC para finales de siglo, para proteger los precarios ecosistemas terrestres, la vida de las actuales y futuras generaciones en nuestro planeta”, afirmó el académico del Departamento de Física de la Universidad de Sonora.

Lizárraga Celaya explicó que el efecto invernadero es esencial para la vida terrestre al advertir que modula la temperatura porque las moléculas de gases en la atmósfera, como el dióxido de carbono, vapor de agua, el metano, el óxido nitroso y otros en menor abundancia, poseen la propiedad de absorber parte de la radiación solar entrante, generando calor y elevando la temperatura de la atmósfera y el suelo.

Indicó que los gases invernadero forman una parte proporcional muy pequeña de la atmósfera seca, compuesta en un 99% por nitrógeno y oxígeno. “La concentración actual de dióxido de carbono ocupa un 0.04% del volumen de la atmósfera”, agregó el académico universitario.

El investigador doctorado en ciencias con formación en ciencias del agua y medio ambiente expuso que el gas tipo invernadero más poderoso es el vapor de agua, el cual no podemos controlar, pero si sus   concentraciones de dióxido de carbono. “La cantidad de vapor de agua en la atmósfera depende fuertemente de la temperatura”.

Explicó que el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera hace que su temperatura suba, permitiendo que haya más vapor de agua en el aire, lo que hace que el efecto invernadero se intensifique calentando aún más la atmósfera. “Si los niveles de dióxido de carbono disminuyen, el vapor de agua se condensa y la temperatura descenderá”.

Recordó que fue el premio Nobel sueco Svante Arrhenius el primero en comprender la Física detrás del efecto invernadero a finales del siglo 19, y quién encontró una relación entre la radiación emitida por un cuerpo y la temperatura de su superficie.

Pudo estimar a partir de la radiación solar en el espectro visible, añadió, que la temperatura en la superficie del Sol sería de 6,000º C, mientras que la temperatura de superficie de la Tierra es sólo 15ºC por su radiación en el rango del infrarrojo.

“Si la atmósfera terrestre no absorbiera esta radiación, la temperatura en la superficie terrestre no rebasaría los -18ºC”, precisó.

Arrhenius, sostuvo, buscaba una explicación al acontecimiento de las eras glaciales y llegó a la conclusión de que, si los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera se redujeran a la mitad, sería suficiente para que la Tierra entrara en otra era glacial.

“Y viceversa, si las concentraciones de dióxido de carbono se duplicaran, la temperatura de la atmósfera se incrementaría entre 5 y 6º C, lo que desafortunadamente parece ser similar a los escenarios que se visualizan para finales del siglo si no actuamos en detener el crecimiento de emisiones de gases tipo invernadero”, puntualizó.

—Los escenarios futuros del clima terrestre

Carlos Lizárraga Celaya cuyos intereses de investigación se han orientado a la física computacional, micrometeorología, climatología e hidrología, señaló que los gases de efecto invernadero han venido creciendo en concentración en la atmósfera debido a las emisiones por la combustión de productos derivados de petróleo, procesos industriales para la producción de cemento, de digestión del ganado vacuno, descomposición de materia orgánica en las zonas árticas y otros.

Lo anterior, indicó, se ha agravado, con los cambios de uso de suelo, tala de bosques y prácticas de labranza en la agricultura, procesos que capturan dióxido de carbono y liberan oxígeno a la atmósfera. Esto ha ocurrido aceleradamente en menos de 200 años, por lo que la temperatura promedio de la atmósfera se ha incrementado en 1.4º C respecto a la de 1900-1950.

Informó que los Acuerdos de París y el conjunto de reuniones de las partes como la reciente reunión COP26, que son organizadas por las Naciones Unidas, buscan el objetivo de frenar las emisiones de gases tipo invernadero por las actividades humanas y tratar de detener el calentamiento global para que éste no rebase los 1.5ºC para el final de este siglo.

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